Observo el agua de la tormenta
caer suavemente cuando amanece.
Llueve hasta posar su gota tras gota
en el umbral de la suerte.
Esa es la inocencia en acción
cuando un día el amor se desvanece.
Se duerme la magia del corazón
que enferma y después desaparece.
Un pequeño \"charquito\" de ilusión
ha quedado tirado en el suelo doliente.
Llueve... y la duda crece con fuerza
en esta ausencia que desborda mi mente.
En la soledad de mi playa infinita
tu sombra con el día desaparece
y es en el sufrir de lo que siempre me ha herido
donde mi amor desfallece.
Mientras estoy de pie en el huerto de la vida
con tanto botín cruel,
un grupo de árboles disfruta
de una lluvia que no para de \"lloverme\".
Conservo cicatrices que aunque se curan...
a veces, se tatúan en mi mente.
Y ocurre eso también cuando la madre naturaleza
inunda sus campos verdes.
Yo me hice al sabor de tus huellas
al caminar por la orilla de tus pasos.
donde la playa y tú sois la arena de mi reloj
ausente de tiempos pasados.
Se nos cayó encima la luna más oscura
con esa ausencia de sentimientos.
Se nos fue apagando la estrella
a través de la oscuridad y del tormento.
Quizá no nos cuidamos lo suficiente,
o nuestro amor fue de lo mas ínfimo.
Quizá no nos llegamos a imaginar jamás
que cada día puede ser el último.
El amor enferma con las heladas del orgullo
que se filtra entre las venas.
Fiebres de celos, ríos de desidia...
mares de roca y jeringuillas de pena.
Pero el amor no es envanecido o veleidoso,
el amor es afable y zalamero,
El amor no es resentido o altanero,
el amor es portentoso y verdadero.
Los pájaros de mi esperanza
ven salir el sol a lo lejos entre las nubes,
aunque jamás podamos evitar que a veces
el amor nos duela cuando llueve.
Que sería de mi sin personas como tú,
que a pesar de todo... me quieren.