¿Qué será de mí postrado en una cama?
Sin nadie que me brinde tan sólo una sonrisa,
Sin nadie que me abra del cuarto una ventana;
Para poder sentir el ruido de la brisa.
¿Qué será de mí si acaso una mañana?
Queriendo ver el sol que arropa las montañas
No tengo quien me apoye sobre mi almohada
Y que sus rayos sean mi última mortaja.
¿Qué será de mí si al grito de un auxilio?
No se escuche mi voz un tanto ya apagada,
Y acuda a mi socorro alguna mano hermana,
Como lo son las tuyas, mi dulce y buena amada.
¿Qué será de mí si ahogado con mi llanto?
No llegas hasta mí a consolar mi alma,
Si algún día me olvidas y ya no existo en ti;
¿Qué será de mí si ya Tú no me amas?
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita