LOS CARIÑOS QUE YA HAN PARTIDO
Lentamente, en dulces etapas de la Vida,
o en otras, no tanto, que han sido etapas ya vividas,
todo cambia, todo pasa... como el Tiempo, como el clima...
los pesares, los amores, las ganas y todo aquello que se arrima
por un breve lapso, como un sueño, como el viento que se calma,
o el enojo, la alegría, o la paciencia que besa y roza nuestras almas.
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Como copos de nieve que se deshacen, como vapor de bruma, o de rocío,
como este frío que se cuela entre los huesos, o con el calor en el estío...
¡así van y vienen los cariños que partieron y los odios que sentimos,
o aquellos amores y las pasiones, o los sufrimientos que sufrimos!
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Mientras, gira el mundo en sus espacios y sus vacíos, indiferente,
en sus ciclos casi eternos y en sus órbitas, relativas, lentamente,
según se mire, en sus etapas estelares magníficas, asombrosas,
donde miserias y congojas se conjugan con pasiones ardorosas,
con risas, con cariños que sentimos y con lágrimas derramadas
que se diluyen en océanos de recuerdos y memorias olvidadas.
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¡Déjalo ir! ¡Déjalo ir! ¡Ni el pesar ni el cariño te pertenecen...!
Ambos son solo viajeros que -como el Cosmos-, todos fenecen,
porque son nuestros, hasta que aprendamos -con ellos- a vivir,
y se irán, si deciden los dioses que es suficiente... que deben partir.
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¡Y así se pasan nuestros días! Entre seres enigmáticos que se aman,
que se odian, que se olvidan, que se reencuentran y que se reclaman;
que esos reencuentros expresan alegrías y que sus partidas lloran penas;
en aquellas, con besos y abrazos; y en éstas, ¡sintiendo desgarrar las venas!
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Es el duro y bellísimo oficio de vivir como Ser Humano,
en el que solo queda Aprender a desatar el nudo gordiano,
entendiendo que el Pesar es un deber que los humanos adquirieron
y que la Alegría es un derecho, ¡a pesar de los cariños que ya partieron!
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Eduardo Faucheux
22-05-2014