Se han perpetrado ocasos en mis ojos,
mezquinos dorados, soles de siglo, yermos
de onomástico, fiesta tétrica de mis nervios
embalsamados, ya sólo quedan despojos.
Hay también un blasfemo nirvana,
en mi corazón idólatra, una catedral
de hierro que herede de mi frío austral;
y, una media luna de noche pagana.
Vengo de ayer herido por el mundo,
condenado a la gran hoguera,
buscando una flor, en ésta primavera
¡véngame de la tristeza con tu amor profundo!
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John Morales Arriola.