Managua, 23 de mayo de 2014
¡Ay amor!
Cuando leo los versos que me escribes,
me dejas mudo amada.
No puedo responder porque no sé de qué manera
podría explicar este remolino que siento por dentro:
“Cuando me escribes,
cuando me hablas,
cuando rozan tus manos las mías,
cuando tus besos forman un collar en mi cuello”
¡Ay amor!
Cuando leo los versos que me escribes,
me dejas sin palabras.
Me dejas con el corazón acelerado
y este intenso ardor desbocado
para seguir cada palabra, cada verso
para anhelar esos tus dulces besos.
Me dejas sin palabras, sin control, sin razón.
Me dejas amor con este sentimiento,
clavado en mi pobre corazón.
¡Ay amor!
Perdona amor que no pueda seguirte
con la habilidad de tus letras.
Solamente puedo escribirte mis palabras
que en tu cuerpo trepa.
Que se entretiene con el brillo de tu mirada y
se posa sobre tus labios, sobre tu boca.
¡Ay amor!
No puedo seguirte con la habilidad de tus letras
pero, puedo amarte tanto
que seguirás escribiendo
sobre el lienzo de mi cuerpo
y yo pinto colores sobre el amor que me ofreces,
porque es este amor mío,
el que mientras más te ama, más crece.