No me explico qué es
lo que te sucede.
Todo lo que te digo,
lo que hago,
cuando llego tarde
por mi trabajo,
lo ves mal,
te quejas, me recriminas,
me acosas con tus palabras
que no tienes razón
en decírmelas.
Podríamos ser realmente felices,
pero tú día a día
nos estás privando
de serlo.
Muchas veces te he dicho,
te he recalcado,
que mi paciencia
tiene un límite.
¿O no es así?
Si ni siquiera
la tienes en cuenta,
porque solo piensas en ti,
y a mí me estás haciendo
a un lado, como si fuese
un trapo sucio,
que pateas hasta
dejarlo deshilachado.
No te das cuenta
que trabajo y trabajo
todo el día
para nuestro bienestar,
y tú estás detrás de mí,
haciéndome observaciones
tontas y ridículas.
Harás que te haga tratar,
y te lleven a una casa
en donde habitan los locos.
Perdóname, no debí
decirte esto, pero...
¡déjame vivir en paz!
No sigas celándome
y diciendo tus tontos
e injustificados pensamientos...
porque no son valederos.
¿Dónde quieres llevarme?
¿A que te abandone,
a que de un portazo
salga por esta pobre y mísera
mansión en la que vivimos?
Mísera y pobre...
¡Cuántas mujeres han de querer
tener lo que tú tienes!...
pero no sabes valorar
nada, ni el lujo
en que vivimos
ni al ser que tienes
a tu lado.
Me tratas como si fuese
una mierda, porque eres
ambiciosa, cruel, y desagradecida....
Sabes que no me siento
bien de salud,
que todo
lo que hago, es
para nuestro bienestar...
¿y así me acompañas?
Las razones que das
no las acepto.
Dices que estás agobiada,
que no sabes
lo que quieres,
pero tú no estás sola
en esta casa.
Ignoras todo lo que
tienes en ella,
lo material, y lo humano.
No puedo creer
que siendo como soy contigo,
te comportes de esta manera.
Estás cansada,
y no sabes darme
una justificada razón
para que pueda llegar
a comprenderte....
Cada día me desconciertas más...
y mi corazón,
seguro que no
ha de resistir mucho más...
cambia, yo más
de lo que hago, no puedo.
No sabes lo que tienes,
no valoras nada de
mis esforzados sacrificios....
No quiero seguir hablando,
tú no lo haces,
y la verdad, prefiero
que calles, porque tus razones,
no tienen sentido.
No te estoy tratando
como si estuvieses loca,
solamente eres una desagradecida
que no sabes lo que posees
y a quién tienes a tu lado.
Voy a salir por un rato,
quiero tomar aire
de la calle, porque
aquí dentro, me asfixio.
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto - 24/05/2014)