Temeroso y cauteloso vibra mi corazón,
Temblando al ver tus dulces ojos negros,
Torpe, y esquivo de tus mirabas risueñas,
Indefenso, de tu magia y esencia natural.
Intentando vana e inútilmente, no perderse
Ante la tímida sonrisa de un bello ángel;
Un diablillo caído por la luz de tu sonrisa;
Que blasfemia, pero que alegría irradias.
Como alejarme del camino peligroso
Que es saberte, verte, oírte y sentirte;
Entenderte, maravillarme, admirarme y
Casual por un instante mirarte con ternura.