DOS ESTRELLAS FUGITIVAS
Dos estrellas fugitivas,
en la avenida del cielo,
se hallaron las dos tan cerca,
tan cerca las dos se vieron,
que como magnos alcores,
se activaron al momento
y en ese relámpago de brillo
y en ese lapso de tiempo,
se vio fundirse un abrazo
y lo más adonis del beso.
Y flotando en los deleites
y en las burbujas del sueño,
dos blandas masas de limo
ceñidas pecho a pecho,
se rozan como suaves cojines
y en las sortijas de sus aristas
¡Y qué mejillas de nácar,
muriendo en labios de fuego,
bajo un anverso amoroso
con alas de mariposa
y con preludios de cielo!
Y descendiendo pupilas
por las oberturas del cuello,
se ven ardiendo calderas
con una amante apretura,
por la sed de un gran amor,
que se evapora en el espacio.
Aquí se queda el abrazo,
aquí se quedan los besos,
aquí se queda el amor
y el delirio de dos cuerpos.