A Mario Benedetti
In memoriam
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…Precisamente, hoy
tu gran última esquina
de agigantados sueños,
para mí, se rompió...
se rompió en Primavera.
Un amigo común,
de aquilatada senda
me dio la ingrata infausta.
Y fue en ese momento
en que mis pardos ojos
aunados a mi mente,
veloces cual centellas,
desvelizaron todo.
Y un filme de la vida,
como gaviota exhausta
que huye de un Invierno,
recorrió mil parajes:
Mis primeros saludos,
teniendo por testigos
las luces de La Habana
y el viejo malecón.
Después, en Nicaragua,
la de los viejos mitos
de Darío y Sandino.
Y luego en Venezuela,
la estrella combatiente,
y finalmente aquí,
en Roma por la paz,
fueron otros saludos
ya sin presentaciones.
Ahora, amigo Mario
no podré saludarte,
pero sí acordarme
de lugares vacíos:
Los controles de Blanca
quedaron sin objeto,
y el gran amor de Laura,
quedó sin el jagüey.
Pero tu gran espíritu
recorrerá la América,
sin preguntar siquiera
será “Quién de nosotros”
recogerá los frutos,
y la tu esquina rota
enderezada ya,
hollará el horizonte
y todos te daremos...
las “gracias... por el fuego”.
© Luis Álvarez L.
Roma, 19 de mayo ( en Primavera) del año 2009.