Oscar Perez

La dama

La dama

 

No sé cómo, pasando por tu calle,

terminamos metidos en tu cama,

yo, un caballero, y tú, que tienes fama

de casada y de fiel, sin más detalle.

 

Pero así sucedió, nadie lo acalle,

cada noche en que a solas ella clama:

-Mi marido no está, mi sed reclama

y hace frío en mi piel, de monte a valle.

 

Entonces qué he de hacer, vuelvo a tu talle,

descubro tu pudor, que el mío inflama

y entre ambos ya no hay más que hacer que estalle.

 

Luego a saltos huir, tu esposo llama:

-Mujer, mi fiel mujer, feliz yo me halle,  

vecino, mire usted, ésta sí es dama.

 

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25 05 14