Cuando escucho tus pasos en la oscuridad
Busco y solo encuentro el tenue
Calor de tus suaves manos rozando mi frente.
Pero al sentirte descubrí tu renacer en mí
Alma y la noche se hizo dia, mientras tus alas
Se abrían como para surcar los nuevos cielos en el
Ocaso, y así poder descender hasta llegar
A postrarte sobre los pétalos de las azucenas florecientes.
Más sin antes no olvidar que en tu huida
Iluminaste de alegría todos los rincones
De la aurora, abriendo grietas,
Entre mis extremidades pudiendo.
Así adueñarte de los sueños.
Mientras que con aquella mirada febril
Dormitaste el legado de los Dioses como
Venus con su aroma de mujer.
Llegaste A mis aposentos fingiendo desnudar
Los miedos guardados en una memoria
Tan blanca como la espuma.
Regresas a la orilla de la playa y marcas tus huella
En la arena, como la fuerte brisa sobre el mar,
Mientras el conjuro de una tarde gris se
Desvanece con tu presencia en un solo pensamientos.
LUIGY