A la sombra de un sauce llorón
me detuve una tarde de primavera
admirando sus delgadas y cimbreantes
ramas, casi rozando la tierra.
Es majestuoso contemplar el movimiento
de tus ramas, sus hojas forman un baile
mágico cuando el viento mece sobre ti
sosegando desde la raíz al más violento.
Y mirarte es un privilegio
porque calmas angustias inmensas
y produces sensaciones dulces e intensas,
por eso hoy, mi querido sauce llorón,
mi interior sale a conversar contigo.
Y sin darme apenas cuenta
le fui contando mis penas
cual ser viviente que de repente
escuchara atento mi querella.
Pasajes de casi toda una vida
marcada por el llamado destino
cual gigante y furioso torbellino
sembrando obstáculos en mi camino.
Pero he seguido adelante, le decía
y me levantaba cada vez que caía,
pero ahora me encuentro sola gran amigo
llorando como tú y al borde del abismo.
Una a una le fui desgranando
del alma todas mis aflicciones,
mis sentidas y añejas frustraciones
que han ido matando las ilusiones.
Ilusiones que se fueron alejando
dejando paso a tristes realidades
que me crean dudas interminables
y en el corazón heridas sangrantes.
Y por más que cambie la estación
tú y yo gran amigo sauce llorón,
estaremos contemplando el cielo
y recordando nuestro encuentro
que hoy me sirve de consuelo.
De pronto una ráfaga de viento
movió sus ramas, dulces y delicadas
arropándome sus verdes y floridas ramas,
sintiendo del mejor amigo su fraternal abrazo
y sus lágrimas de perlas cayendo en mi regazo.
Fina