Bajo la espesa fronda de pinos verdes
en copa, el pastizal invita a la siesta.
El cielo es un domo de bronce repicando campanas,
tintineo bruñido en aguas claras y
el lago trazo de ribera, labios en creces/
Desvelo de paisaje,
ojo de escultura celeste.
En secreto vuelo de polvo se erige la geografía.
Calma de pájaros prematuros,
condensado trino de fiesta
en nuestro sargazo/
Estalló la piel en grito,
razón sin lógica,
solo reflejo de instinto.
Mi pulso de ternura era latido ccongestionado,
mapa vibrante de incendio.
Hoja de otoño, viento,
dibujo primaveral, mariposa serpentina.
La noche caía temprana en la voz del secuestro
develando horizontes íntimos de pulcras sentinas.
Sobre mi mano iban anocheciendo tus gestos
en la liturgia del vapor eras ojo de opalina.
Tus pestañas de esmeraldas acopiaban las espigas,
dorada piel fina ibas descendiendo las cortinas
hasta despeñarte onírica al vientre de mis besos/
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