Solo quiero que recuerdes
los momentos que vivimos
junto a la naturaleza
entre dos torcidos árboles.
De aquel encuentro testigos,
mudos por demás y ciegos
o se hacían por si mismos
como los desentendidos.
Solo quiero que recuerdes
las palabras que decías,
solo quiero que recuerdes
como tu piel me sentía.
Porque en mi mente
renacen vivos recuerdos
tangibles, de susurros
de tu boca pegada a mi oído.
Esa madrugada fría
con el calor de mis besos
en tu descubierto pecho
todo el amor renacía.
Ramón Oviedo
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