Cristo es la salvación
para el mundo afligido,
para esto dio su vida,
por amor a sus amigos.
Él fundó una hermandad
y la llamó... Iglesia.
Iglesia es la reunión
de una gran cofradía,
Iglesia no es un pastor,
Iglesia no son ladrillos.
Cuando del cielo bajó
nuestro Dios a construirla,
la fundó en doce pilares,
¡apostólica es la misma!,
poniendo a los profetas
en el segundo lugar...
lo tercero, los pastores,
con la misión de cuidar.
En los primeros momentos,
cuando Él les enseñaba,
muchos de ellos no entendían
y, hasta uno le robaba
(era Judas, tesorero,
el que la bolsa llevaba).
A Jesús, creyentes ricos
le regalaban dinero,
con el que daba limosnas
a los carentes o ciegos...
(cuando la Iglesia nacía,
la plata se repartía).
A la hermandad la dirige
el Espíritu Divino,
la Iglesia es la reunión
de los hermanos, tan sólo,
¡no es una institución
ni una organización!,
y hay que desentrañar
la razón de este desquicio:
¡¿Por qué, ahora, la plata
se invierte en los edificios?!
Por las casas fue que Pablo
y la Iglesia de Judea,
con sencillez, oración
y gozo es que crecían;
a nadie el diezmo pedían
ni primicias, sólo ofrendas...
y ¡qué los ricos hacían
entregando sus haciendas!
Hoy se exprime a los humildes
con las cargas de la Ley,
los ricos hacen su círculo
(el Pastor entra también),
cuando entregan las migajas
lo hacen a grandes voces,
y si se hallan en las calles
a los pobres desconocen.
¿Qué chiste es éste que ahora
pretende llamarse Iglesia?,
¿no será la sinagoga
de Satanás?... y pregunto:
¿por qué creyentes sinceros
se van de ella hacia el mundo...?
¡Es que fueron estafados,
corrompidos y violados!,
la Iglesia fue arrebatada
por avaros y ladrones,
¡ministros que son del Diablo
disfrazados de pastores!
¿Dónde están los apóstoles,
los que hacen los milagros...?
¡Qué risa dan las campañas,
a las que llegan lisiados!:
Un rengo deja el bastón
y baila, ¡qué lindo baila!,
pero en sillones de ruedas
¡se van los que así llegaron!
(En las “Primeras Campañas”,
de Jesús y los Apóstoles,
¡todos salían curados!)
¿A quiénes van a engañar
conque alguno que otro “caiga”?,
¡nómbrenme al último ciego
que la vista devolvieron!...
(“¡La Iglesia nos fue robada!”,
llora Jesús en los cielos).
Los apóstoles se esfuerzan
y los profetas enseñan,
pero los echan al suelo
y arriman fuego y leña,
la hermandad esparcida
se desconcierta en sus casas...
los ministerios se funden,
se desperdician los dones,
las raíces de amarguras
crecen mientras el tiempo pasa...
y el mundo se va al Infierno,
y la gente no se salva...
Estas cosas me han contado,
pero las más las he visto;
cuando vuelvas a la Tierra:
¡¿Hallarás fe, Jesucristo...?!