Jose Manuel Delgadillo
No me ates a ti
Ven, te invito a entrar en mi cabeza pero sin criticar lo que soy ni espantarte con todo este desastre que llevo dentro. Porque no es fácil abrirme sin que juzguen mi mundo ni mi forma de ver al exterior. Soy como un bicho raro que todos repelen y para ti soy eso que te atrae más que está absurda realidad. ¿Qué demonios hago aquí? rodeado de seres vacíos o creyéndose perfectos. Ahora ya nadie se para a desgastar su tiempo en descubrir la verdad o lo que hay detrás de una apariencia. Hay un reloj de arena en sus cuerpos que los va consumiendo. Y yo sólo me pregunto ¿qué los hace creer eternos? unos pisan al más débil pero en realidad es más valiente. Me da asco amar sólo un reflejo, una cascara, algo que se va deprisa. Es obvio que estoy aquí para ti pero no para que me ates, dulce libertad, cada quien con sus defectos, cada quien viviendo a su manera, muriendo a su antojo. Y me amo así, mis cicatrices, mis historias, mi dolor, mi alegría, la brevedad de mi existencia. Gracias por salvarme, por esa sonrisa, por ese palpitar, por vivir, en este mundo de farsas.