¿Cuándo uno se enamora?
Oh, es como recordar
la lánguida barcarola
que escuchamos juntos al azar.
Era un día entre los otros,
un lugar sin transcendencia;
al mirarse nuestros ojos,
fuimos transportados a Venecia.
A la par nos elevábamos
sobre el espacio y el tiempo.
De pronto, quedamos ambos
entrelazados por el ensueño.
Y cantando navegamos
bajo la luna o a la luz del sol,
por dondequiera llevarnos
la góndola del amor.
O volamos cual palomas
por la Plaza de San Marcos,
a un dulce aire de bodas,
revestidos de plumaje blanco.
En nuestro cielo, ¡qué importan
nuestros nombres a los dos!
En la arena, con azules olas,
sólo escribimos “tú y yo”.