Peregrina

¿AMOR?

 

 

Altivo, bien erguido,

su egoísmo pavoneaba,

muy robusto y engreído

desde arriba nos miraba;

tras oscuros toscos lentes

su fealdad arrinconaba;

retumbaba en mi cerebro

gruesa voz cuando él hablaba.

 

A su amada, sin embargo,

con fervor idolatraba,

la tenía tan contemplada

que ese amor a ella ahogaba,

la llenaba de sus versos,

mas sus deseos él castraba,

cual si fuese un carcelero

respirar no la dejaba.

 

En mis sueños les veía

en una senda cuesta abajo,

y la vida, su egoísmo,

alto precio le cobraba.