Managua, 26 de mayo 2014
Me gusta intercambiar instantáneas.
Tu habilidad para describir
el río caudaloso de los sentimientos o
la laguna quieta del descanso,
remanso de amor,
nuestro amor.
Y esa inspiración que me provocas.
Si hay algún culpable en este intercambio de metáforas
y de meter nuestros versos en un singular ánfora
en donde caben adjetivos, sustantivos y dos sujetos:
tú y yo, dos amantes que estamos cada día presos,
por amar nuestros poemas,
nuestras canciones,
nuestros versos,
eres tú.
Y esa inspiración que me provocas.
Si ahora soy poeta,
lo soy sólo por ti.
Se entregan mis versos de forma total
una entrega a ojos cerrados.
Se lanzan por ti al precipicio
y resurgen como el Ave Fénix
cuando creí que habían muerto.
Resurgieron por ti amor y sólo por ti.
Llegan hasta mi sur
en ese viaje espacial y romántico
en ese viaje de utopías perseguidas:
Persigo tu nombre,
persigo tu piel,
persigo y percibo tu aroma
que inunda mi pensamiento,
mi alma y recorre por mi sangre,
por mi sangre caliente.
¡Sangre que te ama,
sangre que te clama, mi sangre!
Y esa inspiración que me provocas.