Se hace tan difícil estar aquí sin ti,
sin tu nombre en mi merodeando,
tan miserablemente difícil vivir así,
sintiendo mi corazón retumbando.
El olor único que tiene tu flor de piel
se quedo cementado en mis manos,
y tu dulce y acaramelado sabor a miel,
a mi paladar se ha quedado pegado.
Tus suspiros quedaron aquí grabados,
en mis oídos y en las paredes se oyen,
por todos los cuartos de la casa corren,
acordándome las veces que te he amado.
Mi sentimiento ya no lo puedo gobernar,
se ha vuelto anacoreta de tu historia,
eso me pasa por venirme a enamorar,
de tan dulce, bendita y maldita gloria.
¿Cómo puedo librarme de esta condena,
si aun no puedo sacarte de aquí adentro?
¿Cómo podré romper estas duras cadenas,
que no me permiten ser libre por completo?