Cuando la tarde muere,
destejo olvidos, he hilvanando recuerdos,
suelo volverme en sombras...
Cuando la tarde muere
sobre la misma sombra de mi sombra,
destejo olvidos, e hilvanando recuerdos
me vuelvo viento
para quedarme en tus labios
y besar con los ojos cerrados
la viva imagen de tu boca.
Te haces carne en mi carne,
te haces tiempo
y hurgando en las heridas
te haces sangre drenando el cuerpo,
y laceras mis manos,
y me quemas por dentro
y es ahí que al pensarte...
te haces odio y te quiero.
Cuando la noche muere,
bajo el latido tibio
del plumón encendido de la aurora,
vuelvo a enredar olvidos con tu sombra,
agonizando recuerdos,
desando lentamente por
el camino agreste de tu boca.
Voy a parirte en versos,
para acunarte en mis brazos,
amaneciendo enredada a tu boca.