Prevarico nuestras propias leyes.
Ese cerco que ambos construimos.
Execrables son mis actos.
Condenado al olvido y al destierro,
Por infringir el tratado que nos constituyo como amantes.
De entelequias y sofismas comprendido el Código.
Falsas convicciones del existir.
Hermenéutica ajustada al sexo.
Manido el amor por mórbidos intereses.
Soliloquio en rebeldía, por justa causa.
Mis entrañas inalterables hasta hoy,
Ceden a tus ojos, a tus besos.
Vencidos los escrúpulos… ¡Guiado al Delito!
Amnistías e indultos para mis penas.
Culpa inconsciente en mí actuar, fútil el enamoramiento.
¿Inexorable a la piedad, mi verdugo, mi amada?
Imputado por la ley que junto a tu pecho esbocé.