Admiro la voluntad de los “locos” que no tienen nada salvo su propia alma; en este mundo tan corrompido, se vuelve difícil hallar un poco de humanidad.
Perdemos lo que nos hace ser únicos, practicamos disciplinas aprendidas de sistemas complejos de obediencia ciega y preferimos morir siendo prisioneros de nuestros propios miedos, antes de poner un pie fuera de nuestro muro.
Pero así somos, ensayo y error, incertidumbre y certeza, somos todo lo que necesitamos y ahí radica la diferencia.