Esta tristeza eterna que siempre me acompaña,
que se aloja en mis ansias, en mis horas vacías,
que carcome lo bueno que de mí, aún queda…
lágrimas que abonan lágrimas y se recicla el llanto.
No sé desde cuando camina a mi costado;
no sé si va delante o queda rezagada;
o si nació de todo lo que pasé en mi vida
y hoy me dejan exhausta de tanto sentimiento.
Y entre risas y llanto, amor y desamor;
entre olvido y recuerdos se me agota la calma,
la fe y la esperanza.
Estoy trémula y muda al pie de mis silencios
que empujan mi equilibrio al fondo de un abismo
oscuridad en todos los puntos cardinales
solo un gran vacío hay, en lo profundo del alma.