Aunque tu voz, amor, no es de soprano,
Ni de buen ruiseñor
Cuando mi pobre cuerpo yazga insano
De pesado dolor
Cántame una canción sublime y bella
Que cual mágico ungüento
Restaure mi salud, dulce doncella,
Y olvide mi lamento.
Cuando veas tristeza y no alegría
En mi adusto semblante,
Esfuérzate, cielo, y una melodía
Entóname galante.