No entiendo la razón de su fuerza, el vigor de cada movimiento con miras a desgarrarme el pecho,
esas extrañas sensaciones que de mí se apoderan, se mezclan con el fulgor de tu presencia, y el dolor de tu indiferencia.
Al olvido han de quedar mis palabras, palabras muertas.
Por más vida y color que les di,
para ti solo fueron palabras de otra boca ajena.
Al exilio ha de quedar lo bueno y lo malo,
enterrando lo dulce y lo amargo de un recuerdo grato,
que me hace volar en el llanto y agonizar en el gozo,
prefiero vivir a decir que sin ti muero, no soy el de las mentiras,
solo soy el queda sin esperar recompensas,
aquel que sintió el momento y no dudo en actuar.
Y que si hoy se volviese a repetir aquel encuentro sagrado, donde su corazón floto
en la inmensidad de un amor.
No dudaría en volver actuar