Me quedé contemplando el horizonte de mis días
por si algún día regresas trayendo mi alegría.
Se me pasa la vida, yo sigo en el vacío
de estas eternas noches en que muero de hastío.
La soledad se ríe de mí, tomándome las manos
mientras lloro en silencio por los días lejanos.
Que estancados quedaron como llagas del alma
como sobre las flores caen llantos del alba.
Entonces amanece y es, otro día de espera,
ya no puedo Señor vivir de esta manera.
Te pedí que arranques de mi alma esta pena
o me quites la vida y parta al fin, serena.
Pero es tu voluntad que yo siga adelante
Y sigo por mi senda cual triste caminante.