Ojos tan ciegos de ojos,
certezas que falsedades,
soles de alumbrados cojos
que oscurecen sus verdades
o que ocultan entre abrojos.
Lágrimas vivas de vidrio,
compaña en mis soledades,
ni unas me sirven de alivio,
ni seducen mis andares.
Lamentos que en el desierto
entre dunas, lontanares,
van predicando al incierto
seductor que oiga los ayes
de algún durmiente despierto.
Olvidos que son recuerdos
de oxidados avatares,
que viven aunque estén muertos
para lucir los altares.
Ánimas faltas de alma,
sueños de ensueños vacios,
ambos se llevan la palma,
falsos de sudores fríos
ruidosos plenos de calma.
Corredores de consejos
que no conoceis ni pío
¿por qué presumis de viejos
engañándonos? ¡impíos!
Lamentos faltos de aliento,
certidumbres de adivino,
de aire vacantes los vientos,
sensatez con desvaríos.
y cuentos sin argumentos.
De humanos seres sangrientos,
aguas que pasan por vino,
dormir estando despiertos,
andar a ningún destino.
Nada es nada y todo es todo,
todo es nada y al revés,
como amar y sentir odio
sufriendo ambos a la vez
o estar sobrios y beodos.