Llegaste, tras la infinita calma
a soplar en la mar de mis sueños
las velas secas en sal
de nuevo mi barca llevarán.
Este viejo navegante, de mares bravos
ha llorado en tu ausencia
¡por qué, me abandonaste!
viento malhadado.
Hoy que has llegado
ya está el rumbo fijado
a toda vela voy
con destino al poniente.
Iré hacia ese horizonte
en que el sol se pone
en busca de mi destino
de mares tormentosos.
Dónde naufragaré mi nave
y caiga a lo profundo
como en oscuro pozo
donde tu me encuetres.
Ofrendado a tu merced
entre los seres del mar
sin maderos ni velas
que te puedan dominar.
Tal es mi ánimo y fatiga
señora de vientos soplar
si no ha de ser yo quien te dará
la mar, a ti me entregará.