Diablos ojerosos,
pérfidos fantasmas,
que atacan la esencia,
que compran el alma,
que trafican héroes
de falsas palabras,
que conjugan verbos
cargados de plata,
y montan miserias de cartón y lata.
Demonios que tientan,
profetas que ensalzan,
hábiles rapiñas
que cuentan la lana
y que te consumen carne y esqueleto.
Por fuera los huesos
por dentro no hay nada.
¡Diablos ojerosos!
¡pérfidos fantasmas!
un cuento trucado
de muerte por hadas.