Mi Delito
Mi delito fue amar
en un mundo donde lo que cuenta es
sólo el interés...
y todo aquello que se pueda comprar.
Voy a tener que hacer
como hacen los demás:
Dejar para después lo espiritual,
trabajar como burro o estafar
hasta tener un buen capital...
¡Qué pena que, luego, seguramente olvidaré
(como hacen todos), mi ideal...
y seguiré acumulando más y más!
De los niños, un beso, compras con caramelos;
las iglesias te prometen (según tus ofrendas)
distintas medidas de cielo.
Por un buen diezmo
se consigue un buen pastor
que hará largas oraciones
(junto a dulces sermones...)
Un apretón de manos
por un vaso de cerveza...
a cambio de favores
te invitan a la mesa...
y está a precio de remate
un ratito de amor...
¡Una mujer por veinte dólares...!
(hay más caras, pero o son las más hermosas
o les llamamos esposas...)
Ni tus hijos te quieren
si no les das plata...
cuando les compras ropa
miran por su marca...
y al llegar a viejo
te abandonan y olvidan,
sin acordarse siquiera
que te deben la vida...
(a no ser que aún puedan sacarte algo
o tengas suficiente
para seguirlos comprando...)
¿No será mejor que toda esta maldad,
abandonar el mundo ya...?
¿Cuál de estas dos, pregunto, Dios
perdonará...?
Mi delito, lo confieso,
fue querer pagar el amor
con mucho amor...
pero, en el mundo de hoy:
¡¿A quién le importa eso?!
Así que: Estoy fuera de esta sociedad
¡y la aborrezco!