Todo estaba camuflado,
sabor secreto...
sólo dos amantes que aman
sólo con besos.
El grito que estaba mudo
como el del cuento,
deshizo ese maleficio
del vil silencio.
El rostro tenía máscara,
alas de fuego
salían de aquella espalda
¡todo un misterio!
Era el alma quien miraba...
y quien tocaba,
hoy las manos no se tocan,
pues no se alcanzan.
La distancia que no existe
para las almas...
en los cuerpos que se rinden
se vuelve esclava.
Y la boca que desea
presta los besos
se muerde y llora en silencio
por sus anhelos.
Perfecto era aquel disfraz
era seguro...
espiarse sin arriesgar
era un escudo.
Hablar de hacer el amor
era aquel sueño
que se podía soñar
siendo discreto.
Hoy el velo se corrió,
desnudo el rostro
expuesto al rayo quedó
de aquellos ojos.
Luego el cerrojo se abrió
y el maleficio
en mil trozos se rompió
cayendo al piso.
Y de ahora en adelante
sin artilugios...
seremos dos caminantes
sin su refugio.
No estaremos más a salvo
del sufrimiento
de que sea un trago amargo
el sentimiento.
Y el mago desde un rincón
lo dijo riendo:
- quien juega con la emoción...
¡sale perdiendo!
No hay pócimas ni rituales
para evitar
¡que tu cerebro se aparte
de todo mal!
No te preocupes, dijo,
desde el rincón,
¡está a salvo de su hechizo
tu corazón!