El reloj quebró mi amanecida
Un cántico lejano me hizo recordar
que lo negué más de tres veces.
Mi beso fugaz lo entregó para siempre
a otras caricias.
Quise reconciliarme, y ante la angustia,
dibujé en mi mente su sonrisa.
El sollozo que me amaraba el pecho
me hizo beber las lágrimas de un golpe.
Me ahogué con el néctar de mi propio veneno
Sentí la soledad que solo puede compararse con el miedo.
Y no pude escaparme de su sombra.
Mi dolor en silencio grité a solas
y tuve una visión de muerte
me arrodillé de frente a la existencia
y no pude cargar la pesada cruz de mi inconciencia
entonce, descbrí cuánto le amaba
taty merced