Beatriz Blanca

ANOCHECER APACIBLE

El èter azur disolviò su pintura,

volcàndola sobre el esplendor de la hierba

oscurecièndolo todo con premura.


La noche ya enhebrò sus hilos de plata

y bordò en el cielo, la luna soñada

que derramò un hechizo que nos encanta.


Titilantes, con sus vestidos brillantes,

las estrellas asoman y ostentan galas;

afinan violines, los grillos cantantes.


Las mariposas nocturnas ya en sus danzas,

cuando las lucièrnagas, prenden sus làmparas;

las ilusiones se colman de esperanzas.


La noche bosteza su hermosa belleza,

quietud de trajines propone y obsequia

a los hombres; con su apacible grandeza.