Malherida por la acción del tiempo,
que irrebatiblemente se interpuso en el camino,
y nos guió, en nuestro común destino.
Ahora,
maldigo cada uno de los días que, enloquecida
añoraba tu regreso,
a pesar de que sé que me llevabas en tus pensamientos.
Mi alma inquieta desaparece,
y de repente se convierte,
en algo ufamo e insolente.
El lugar que ocupabas en mi corazón,
aguarda la espera de un nuevo dueño,
tu decidiste partir, y abandonar mis sueños.