El No-lugar es inmenso
eterno y libre,
con siglos de historia ciega.
En No-lugar, el gas natural no calienta
los cuerpos de sus ciudadanos.
En No-lugar abunda el agua negra,
abrazando al barro, como a los niños.
El No-lugar huele a olvido,
a penumbra
a inxilio.
Pero, en No-lugar existen
no-hogares hermosamente iluminados.
èstos, estratégicamente portadores
del vital combustible que,
mantiene caliente la cabeza de sus habitantes,
llenas sus barrigas y sus vasos
de nada.
En No-lugar la electricidad nunca
¡Nunca!
debe faltar en los no-hogares
ya que sus cotidianos habitantes
tienen que encender sus televisores
para idiotizarse.
Yael B. /14