Blas Roa

Un Poema en el rizo.

Sin duda te siento contra mi rostro golpear

como una cortina cobrando vida con el aire .

Y caminas autómata hacia el miedo rocoso

te hundes en el amanecer como el sol cuando anochece

y despiertas.

 

Puede que te ame en una ecuación de racionales

pragmado en el hoy que me aborda mil veces

mil veces dudé de ser el hombre que te besa

mil veces golpeando mi pecho en el calvario

mil veces yo.

 

Y te descubrí asintiendo la breve voz de Cortázar

como si le dieras de comer a un canario de madera

y en los bordes aurinegros del alerta terror

caminabas de tres en tres los peldaños egregios

del peligro.

 

Felina íngrima en tu pedestal de belleza prestada

Dosis cognositiva, no me dejes puesto en anacrónico

tu vestido ceñido y apagado y tan diáfano

tus labios hechos de rubí acrílico en telgopor

sobre mi cama.

 

Y el astrónomo que te contempla el cielo de la piel

y entre lunares concluye la hazaña de un camino vírgen

Pues entre besos te he quemado las huellas del vaivén

tan pronto me quedo como un niño de cobre petrificado

viendo tus bragas caer.

 

A la luz un atríl recé un Ave a tus bragas de coladero

y en el centeno y en el risino y en la naranja pura

puse la fe de expulsar en una vaguada aquello que no sé.

Te quiero ahora como si observa una estrella danzando

te quiero ahora que el frío no duele como debiera

como a veces duele.

 

 

Blas Roa