Sin duda te siento contra mi rostro golpear
como una cortina cobrando vida con el aire .
Y caminas autómata hacia el miedo rocoso
te hundes en el amanecer como el sol cuando anochece
y despiertas.
Puede que te ame en una ecuación de racionales
pragmado en el hoy que me aborda mil veces
mil veces dudé de ser el hombre que te besa
mil veces golpeando mi pecho en el calvario
mil veces yo.
Y te descubrí asintiendo la breve voz de Cortázar
como si le dieras de comer a un canario de madera
y en los bordes aurinegros del alerta terror
caminabas de tres en tres los peldaños egregios
del peligro.
Felina íngrima en tu pedestal de belleza prestada
Dosis cognositiva, no me dejes puesto en anacrónico
tu vestido ceñido y apagado y tan diáfano
tus labios hechos de rubí acrílico en telgopor
sobre mi cama.
Y el astrónomo que te contempla el cielo de la piel
y entre lunares concluye la hazaña de un camino vírgen
Pues entre besos te he quemado las huellas del vaivén
tan pronto me quedo como un niño de cobre petrificado
viendo tus bragas caer.
A la luz un atríl recé un Ave a tus bragas de coladero
y en el centeno y en el risino y en la naranja pura
puse la fe de expulsar en una vaguada aquello que no sé.
Te quiero ahora como si observa una estrella danzando
te quiero ahora que el frío no duele como debiera
como a veces duele.
Blas Roa