Nadie ve lo que otros sufren, tan inmenso es el dolor
Que la vida es un desierto de total desolación;
Y todos buscan oídos, mas nadie quiere ayudar
Quieren contar sus problemas, pero de males, no más;
Y así entre ansiedad, angustia, y paulatino morir,
La humanidad agoniza en lamentable existir;
Y cubiertos de penumbra en letal desfallecer,
Entre la absurda ignorancia, renuncian a tanto bien;
Y amargados se lamentan de su suerte desdichada,
Liberales Prometeos con el alma encadenada,
Son sus carencias constantes esa sierpe que devora
Las entrañas de su mente y la espera salvadora;
Busca la hercúlea fuerza, el infinito poder
De sutil sabiduría para procurar el bien;
Pisarás esa serpiente, trascenderás la ilusión,
Serás un Hijo del Hombre, de amor y luz, sembrador…