LIZ ABRIL

DETRÁS DE LOS MUROS

Sólo tú, sólo yo, detrás de los muros,

El fuego devora tu piel en mi piel,

Baila, dando vueltas, abriendo los poros,

Tu cuerpo y mi cuerpo son uno, fundiéndose.

 

Mientras nuestras almas buscándose hambrientas

Se tocan, se besan con intensidad,

Estamos aquí refugiados de todo,

¡Unidas nuestras almas pueden volar!

 

Aletear de aves en mi corazón.

Ríos presurosos rompiendo en mis venas.

Tempestad de mares quebrando en tus ojos.

Tú… fértil semilla. Yo… toda la tierra.

 

Extiendo mis dedos, encuentro tus manos,

Crezco, me desbordo, abarco tu estatura,

¡tan fuerte y poderosa! ¡altiva y serena!

Tan grande, segura, tu dueña, tu reina.

 

El tiempo no existe, quedó suspendido

flotando en un tiempo que nos pertenece,

Todo el tiempo es ahora, hoy, este momento,

¡tan mío! ¡tan tuya! ¡tan libres! ¡tan nuestros!

 

Prisioneros y esclavos de este deseo,

Pasión que sin límites está arrastrándonos,

Que va anudándonos hasta consumirnos

Y en una misma esencia va convirtiéndonos.

 

Bebo sorbo a sorbo tu respiración,

mientras tus latidos golpean mi pecho,

Nazco entre tus brazos, muero en cada beso.

¡débil! ¡tan pequeña! ¡sin fuerza ni aliento!

 

Sólo tú. Sólo yo. Detrás de los muros.

Sólo tú, sólo yo, habitando este mundo,

Como los primeros o como los últimos,

Sin importar nada… sólo tú y yo juntos.

 

Nuestro todo el cielo y esta tierra nuestra...

todos los ríos y todos los océanos,

todos los árboles y todas las flores,

todas las estrellas, todo el universo.

 

Sólo tú, sólo yo, gritando “te quiero”.

Sólo tú, sólo yo, mordiendo el silencio,.

Sólo tú, sólo yo, naciendo y muriendo.

Haciendo el amor… ¡del amor también dueños!