Decirte hasta mañana,
no es darte un beso
y despedirte para siempre.
Es sólo decirte...Que te quiero.
Esperar tu regreso en la mañana,
darte la flor que le robé a la
primavera temprana y pedir
que te quedes conmigo
y para siempre.
Invitarte a un café, en la cocina
donde se siente aún el perfume
de tu cuerpo. Darte un abrazo
hasta fundirme con los picos
erectos de tus pechos.
Eso te diré mañana.
Cuando regreses a casa, flor temprana;
con el sol que entra por mi ventana.
Con la esperanza de que te quedes
para siempre...
y no decirte jamás...hasta mañana.
Autor: Edgar Campo
EDOCAMP.
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