A veces quisiera ser como el viento
para irme tan lejos, en pocos segundos.
Quisiera ser así, tan nada, casi insignificante,
y que me sientas, después de todo, cuando susurre.
Quisiera sentirme viento, tener alas,
ser solo un efímero momento que se disuelve,
y que su ausencia, si bien pasa de ser percibida,
asusta, se siente, implora el grito del regreso.
Quisiera dejar de sentirme viento,
materializarme, ser concreto para alguien,
y no boleto, de uno de tantos trenes
que van y vienen por tantas estaciones…
Quisiera ser viento y alas… nada más…
Lemos Maximiliano Daniel.
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