El poeta ante sí mismo
Tomó las pruebas de que estaba vivo,
ese nombre, esos ojos, esta tierra,
miró un momento la paz y la guerra,
sacó un recuerdo, desdobló un recibo.
Se dijo canto, sudo, muero, exhibo
la misma sombra del que a dios destierra,
el mismo duelo del que aquí me encierra,
la misma fuga que soñó el cautivo.
¿Y entonces para amar, tengo motivo,
para andar, para ser, para esta perra
y terca soledad en que me inscribo?
No tengo, pero igual nada me aterra,
tal cual se dijo, luego dijo escribo
y ya ninguna puerta se me cierra.
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02 06 14