Nos habíamos dado cita
en un conocido bar de la ciudad,
íbamos de poesía a conversear,
Pero algo peculiar iba a pasar.
Se habló de los sentimientos
que nos impulsan a escribir;
se hablo de la poesía
que nos hace tanto vivir.
Una vez la entrevista concluída
yo aproveche la ocasión
para padirle dos cosas:
la una era una receta mexicana
para a mis hijos sorprender;
la otra la más importante
era invitarle o mejor dicho reclutarla
al cuartel de los locos de este foro,
a lo que ella aceptó con agrado
y por su cuenta se auto denominó:
\"la recluta lagrimita\" (Tizzia).
De pronto acordamos que debíamos celebrarlo
Y ella muy afanosa ordenó que nos traigan
Una botella de “lambrusco” (vino de futas bebida mexicana)
y me aseguró que no me iba a arrepentir.
Nos tomamos brevemente
brindando por la poesía y la amistad.
Pero ¡Qué pena! El lambrusco se acabó
Y cuando ya nos disponíamos a partir
El mozo a la mesa se presentó con:
¡¡Dos botellas!! Una para cada una
Y nos hizo una señal,
Indicándonos al galán
que hacía posible el nuevo brindis:
Pues era ni más ni menos
Nuestro gran amigo Roberto (Irais Roberto)
que con guiños y sonrisas
nos indicaba que sigamos con la farra.
Hasta mariachis había contratado,
y así seguimos bebiendo.
Y cuando la noche estaba muy avanzada,
los mariachis ya callados,
las botellas terminadas..,
pues... decidimos partir.
Pero al incorporarnos
Casi al suelo fuimos a dar (borrachas).
El muy pícaro Roberto,
que siguió la trayectoria del suceso,
no desaprovechó la ocasión
para tomarnos una foto
y enseguida publicar
Pues dos “famosas borrachas”
Digo “dos conocidas poetas”
Por las calles tambaleándose
Era cosa pa’ contar y así termina la historia
de estas dos locas de atar.