Besos que me salen del alma, besos míos,
besos a veces tan esquivos, tan distantes,
vosotros, besos, ya no sois como los de antes
crueles causantes de mi sufrir y desvarios.
Ahora ya os habeis tornado besos fríos,
ausentes de aquel colorido acidulante
que impulsaba mi corazón hacia adelante,
si intervenía mi pensar trocaba impíos.
Besos antaño de oro, ahora de hojalata
otrora temblorosos, y ahora ya inertes
que ni tan siquiera a mis ojos les diviertes.
Quisiera al menos yo tener besos de plata
pues si oro no tengo, mantenga referentes
recodando lo que sentías y hoy no sientes.