Atraviezas esa distancia tan inmensa que nos separa,
ese océano que se interpone entre nuestros continentes,
Tú en el norte y Yo en el Sur,
Tú ahora viviendo la primavera y yo viviendo el otoño.
Y te apareces a través del monitor,
aveces nos vamos a la isla, otras nos quedamos y
Te quedas despierto hasta muy tarde para que podamos charlar,
y me tiendes tu mano, me enseñas, logras que crea en mí,
me pides que me mire en el espejo y que
comience a creer en esa Mica que veo,
me pides que me arregle,
que comience a quererme
porque queriéndome
voy a comenzar a querer mejor a los demás.
Me alientas a seguir,
a que comience a escribir otra página de mi libro,
a escribir en una hoja nueva pues la vida es una sola
y está hecha para ser vivida;
entonces no hay que perder el tiempo,
pues lo único que tenemos garantizado en esta vida
es la muerte sin lugar a dudas.
Mi querido poeta,
compañero de mis noches,
amigo que me acompaña mientras trabajo,
amigo que borras esos miles de kilómetros que nos separan
para ofrecerme tu pecho y que pueda llorar,
que pueda desahogar lo que mi alma siente.
Me tiendes tu mano, la tomo, te siento muy cerca
y aprendo y te prometo que esta Mica comienza a cambiar,
me has alentado a que lo haga.
Gracias por estar en mi vida.
Tu presencia es una bendición de Dios
y tu amistad el hermoso regalo que me han hecho.