A la distancia de mi alumbramiento rindo tributo a dos células.
Primero; a la esperma energética y valiente de mi padre
que tuvo la osadia de fecundarme, sabiendo bien como sería.
Segundo; el tributo a ese esquisito, ovulo, que mejor que ser el cadáver
de ese mes, permitiome ser fecundado, por selección de millones
similares, sabiendo bien que provenía de mi padre.
Asi que todo tributo es un homenaje. Y este en cambio esta cifrado
A un ser absoluto, no a una parte ni a una célula,
Es pues para mi maestra de primer año del escolar.
A esa impaciente, infanticida, a esa alcahueta de monjas, a esa holgazana
De penas, a esa fétida rubia farmeceutica, que tenia facultad de torturadora
Facultad de loba pero no la de rómulo no la de remo. A esa viuda arpía,
Que no tuvo el amor de absolverme con entendimiento y cariño, la inexperiencia congénita, del uso de mis esfínteres, que en ese entonces se vio reflejado en un lindo charquito color ambar caramelo, y sobre el cual se reflejaban las miradas acusatorias de mis compañeritos y sobre todo de la niña que me gustaba, si señores y señoras me hice pipi. Eso le debo al vaso del purgante veneno social del desayuno en esa mañana . El remordimiento por no salir corriendo se le debo en cambio a mi timidez paternal heredada. Pero el bochorno y el ridiculo, ese se lo debo a la chancletuda profesora Berta, a su mirada, a el aliento insecticida de sus palabras intimidadoras, ahora a los veinte tantos años, sin embargo debo confesar que no la odio mas, debo confesar que le agradezco sus insultos, e imperfecciones, porque me permitieron apreciar y valorar los tonos agudos de Maria Callas. Debo agradecerle la tarea extra para la casa que consistia en una plana mas de palitos y bolitas. Que me permitieron valorar el arte, valorar esas formas fauvistas de mis trazos que en ese catigo me acercaron al arte y no me soltaron mas, pero sobre todo debo agradecerle a la mencionada, los quince minutos que me tuvo de pie de espaldas a la clase y mirando la pared, quince minutos que consistian en pensar en mi falta, quince minutos que me sirvieron para pensar que lo que queria en mi vida era hacerme pipi donde quiera, pintar bolas y palitos en bastidores escribir mis rencores, con verso, escuchando maria callas, pero sobre todo encontarrla un dia y agradecerle por ser tan dura conmigo.