Por el hecho de no poder sonreír
no decaigas pues la vida es bonita,
aunque es como la flor que se marchita,
perfuma como la flor tu vivir.
Pon en manos de Dios tu porvenir,
recuerda que solo él da y él quita,
y que siempre lo que Dïos permita,
para nuestro bien lo ha de permitir.
Si te aflige el problema, si no puedes
sonreír ante las adversidades,
recuerda que Dios tiene la salida:
Sigue adelante, nunca te quedes
en el camino, busca las bondades
de Dios y él dará sentido a tu vida.