Entre tanto ─ polvos bibliotecarios estornudaban aromas de frenesí
Y un viejo Caronte musitaba, notas musicales en sí.
Poeta. Contadme sobre el epílogo libertino
De los dos flojos colmillos
Vos que planeas morder del fruto prohibido,
En los desiertos de la muerte
Librar batallas donde haz de salir TÚ,
Triunfante.
¡Ah, hermano mío! ─ oír las mofas juveniles
De aquellos embriones abriles,
Mohíno trovador, a ciegas vas
Citándote entre la falda de una buenamoza.
¿Pero,
Contadme,
Amáis su crespón como a vuestro don?
¿Qué te quedará cuando ella no este?
¿Llorarán tus rimas una luctuosa bitácora?
De hinojos
El luto romántico forjará tormentas.
Te seducirá otro abanico,
Boyante te pintarás de rosa
Pero te darás cuenta
Que no ella la gran cosa.
Si aullé mucho ─ perdón
Si mal fui jardinero ─ lo siento.
Pero es esta vieja barca
La sometida al diluvio, cual fuerte Arca.
¡Mírala! ─ yace su sombra sentadita
Pasando Magallanes, saludando tu estrecho;
Te ofrece riquezas
Pero vuestra alma extiende diabólicas jarcias,
Sobre su frente,
se levantan viudas oriflamas
Y vas negando,
buen judas
El pecho de vuestra alegría.