¿De dónde vienes? ¡Ay, corazón ajeno!
¿De qué planeta has viajado hasta aquí?
Has arrancado la poca razón
Que existió algún día en este mundo.
Sabes corazón que no resisto
A lo que me dices y lo que he visto,
Me impaciento sobre la hora
De abrazarte y juntos estar.
Se resiste esta realidad
Y entonces debo esperar
A que llegue el momento ideal
De darnos calor, un calor infernal.
Por la mañana me sonríe tu recuerdo
Y me da una alegría desconocida,
Entonces extrañamente acaricia
Mi escurridiza alma todo el día.
Me refugio en las palabras pasadas
De esas que hoy no quedan nada
Más que el recuerdo remoto
De lo que fue nuestro, de todo.
Al salir a caminar por el campo
Vengo a ese árbol de frutos secos
Que me da una sombra inusual
Y duermo bajo su penumbra.
En ese momento extraño tu mirar
Y cuando no dudo que te veré,
Me ataca una terrible soledad
De la que soy prisionero indefenso.
Quiero matar esa distancia entre tú y yo
Que me consume como el fuego
Cuando ahoga entre humo un bosque
Tan lleno de mis deseos de verte.