Tu arrogante figura
Tu rostro bien parecido
Tu andar insolente y frío,
Te dan un aire imponente.
Avanzas sin mirar rostros,
Sin que te importe dolencia,
Ni los que sufren carencias
Conmueven tu prepotencia.
Huellan tus pies por el mundo
Ignorando sentimientos,
De amor no tienes historia,
Ni tampoco tu memoria.
¡Ay de ti!, vil y perverso
Que no conoce la gloria
De lágrimas y un consuelo,
Para la ofensa, el perdón.
Mitigar dolor de otros,
Escuchar a los ajenos ,
Estremecerse de dicha,
Y llorar de emoción.
Cuando camines el mundo
Percibiendo sinsabores
Vibrando por la alegría
De escuchar bella canción,
Entonces, mi buen señor,
Habrás llegado a la meta
De los que tienen entero
Todo su corazón.